Al planificar un evento tienes que tener previsto todo lo que puede pasar, todo lo que se puede necesitar y cualquier cosa que podría contribuir a mejorar el resultado final. Los manteles para mesa son un claro ejemplo de esos detalles en los que no reparas a priori, pero que resultan determinantes para construir la atmósfera idónea. ¿Sabes dónde radica su importancia?
Buenas y malas elecciones de manteles para mesa
Las buenas elecciones de manteles para mesa se notan en seguida. El anfitrión lo tiene claro y, pronto, también reparan en ello los asistentes al evento. ¿Por qué?
- Los colores del lugar donde se degustará el menú están en armonía con la decoración del lugar, hasta a veces pueden verse a juego con las flores. El espacio se vuelve más agradable y, sobre todo, se configura como algo único, muy personal.
- Se nota que se ha cuidado hasta el último detalle. Los manteles para mesa correctos son la confirmación de que nada se ha dejado a la improvisación, de que ninguna decisión se tomó a la ligera. Los tonos, los materiales, la largura, la textura… todo contribuye al bienestar.
- Puede verse que se ha buscado la calidad. Los manteles para mesa están al mismo nivel que cada uno de los platos que se sirven, que la vajilla, que la cristalería. La exigencia y la profesionalidad que hay detrás de la organización de una degustación de menú de estas características quedan patentes.
Por eso, hay que evitar cometer errores que podrían perjudicar a resultado final, al interferir en la experiencia de los asistentes. Es lo que sucede, por ejemplo, cuando:
- Los manteles para mesa son excesivamente largos, resultando incómodos e incluso suponiendo un peligro al aumentar el riesgo de caídas.
- La elección de los manteles no se ha tenido en cuenta a la hora de elegir el resto de elementos que compartirán mesa con ellos y no existe un estilo definido.
- Se ha descuidado la selección de los manteles para mesa que se dispondrán en la zona de degustación de los aperitivos o en los propios puestos, desmejorando la imagen y, con ella, el resultado global del evento.
Para hacer una elección correcta hay que tomarse un tiempo, tener claras las necesidades, pero también los propios gustos y el tema o propósito de la celebración, y escoger los manteles para mesa que, sin destacar, consigan integrarse perfectamente en el conjunto.