Hay bodas que, ya desde los preparativos, se intuye lo geniales que serán. El buen rollo y la energía que desprenden los novios son algunas de las pistas que permiten adivinar que, cuando llegue la fecha esperada, todo será un éxito. Así fue la divertida boda de Elena y Carlos.
La divertida boda que Elena y Carlos celebraron en Aal Cachucho
Las vibraciones positivas de Aal Cachucho son compartidas por todas las parejas de novios que deciden celebrar por todo lo alto su gran día en esa finca madrileña. Elena y Carlos querían disfrutar de cada uno de sus espacios, y así nos lo transmitieron cuando vinieron a vernos.
Una boda divertida boda de verano pide una recepción con limonada. Y para que ningún invitado se quedara con sed preparamos aguas de fresas y menta en la zona del SÍ.
Poco después, comenzó la ceremonia, que se celebró en el templete de la finca, un lugar mágico con vistas al campo de San Agustín de Guadalix.
La novia estaba guapísima, con vestido y esparteñas de YolanCris. Carlos escogió un traje de Enzo Romano.
Todos se fijaron en el bonito tocado de Elena, que era de Arbolande, elaborado a partir de flores preservadas.
Igual que el prendido del novio y su ramo de flores frescas elaborado por la misma firma.
El aperitivo se sirvió junto al estanque, donde todo estaba preparado para acoger a los novios, con sus familiares y amigos.
Una divertida boda debe serlo también en los detalles, y, por eso, no faltaron los espectáculos de cocina en directo. El showcooking de solomillo fue de los que lograron mayor expectación.
Unas simpáticas pizarras marcaban en tiza los nombres de los comensales que compartirían cada una de las mesas durante la cena.
Una vez se dio por concluido el aperitivo, todos se trasladaron a la zona del patio, donde tuvo lugar la degustación del menú. El efecto de las luces era espectacular.
Y después la fiesta, los bailes, las risas y la barra libre!!!
La hora de los detalles a los invitados tuvo una gran acogida.
Se repartieron gafas de sol, abanicos, cubre-tacones, sombreros… menudo despliegue. ¡No les faltó de nada!
Pero, el regalo que más gustó fue uno que los novios prepararon con mucho cariño: las fotos de cada uno de los invitados con ellos, dedicadas personalmente. Una divertida boda que tuvo su punto de emoción por detalles como éste y en la que los novios se implicaron mucho desde el primer momento. Hasta el vídeo invitación que puedes ver aquí, estaba elaborado por el propio Carlos.
Enhorabuena chicos y gracias por dejarnos compartir con vosotros un día inolvidable.